Una de las claves de la interpretación del tarot radica en la práctica de ver cada carta hilada con las siguientes como una especie de historia o caricatura. De esta manera entendemos que cada carta no es un símbolo o arquetipo aislado, sino que en sí mismas, y disponiéndolas en el orden tradicional (de menor a mayor) tratan de contar una historia. Las particularidades para la historia personal de cada uno de nosotros se observa en la manera azarosa como se disponen las cartas luego de barajarlas. En este sentido podemos decir que la disposición de las cartas en su orden tradicional, intentan narrar una historia general sobre el hombre, la humanidad y el alma, sin embargo cuando el consultor o intérprete las dispone de manera azarosa enfocado en la pregunta de un consultante, entonces estamos ante la presencia de una historia personal, de su propio camino, de su alma.
Al terminar la observación básica de los 22 Arcanos Mayores del Rider/Waite (sin apoyo por ahora del conocimientos especializado), podemos tener una idea general de esa historia de vida que Waite intentó narrar. Tal como dice Rozonda, el tarot no es una cabalística compleja sino que su claridad es accesible a todos, por tanto las posibles explicaciones al respecto son amplias y variadas, y las diferencias entre uno y otro intérprete pueden ser abismales; no obstante, bajo el espítiru del ejercicio de observación y del aprendizaje, me atreveré a hacer una pequeña y simple hilación de la historia principal de los 22 Arcanos Mayores:
Hay diversas tendencias que afirman que los Arcanos Mayores comienzan o culminan con la carta de El Loco. Para mi, evidentemente, este mazo comienza con esta carta y da cuenta de los inicios del hombre o del alma en la humanidad. El Loco es una persona con las habilidades propias de la juventud, con mucho empuje pero a su vez es también una hoja en blanco sobre la cual poca experiencia se ha escrito. Es así como esta carta inaugura los inicios de la humanidad y sus pasos ante un mundo desconocido. De aquí en adelante, y hasta el Arcano XII (El Colgado), pareciera que se trata de las diversas posiciones o roles que el hombre ocupa o puede ocupar en la vida. Es así como El Mago, La Suma Sacerdotisa y La Emperatriz pueden aludir al principio creativo (la magia, el conocimiento y la procreación); El Emperador y el Sumo Sacerdote se refieren a los poderes terrenales y espirituales instituidos en el mundo físico y que son respetados y seguidos por todos. Los enamorados parecen ser una carta de autodescubrimiento y también de inicio, es decir, es el momento de elegir y de tomar un camino; comenzado este camino, El Carro representa la necesidad del hombre de triunfar ante las empresas emprendidas, pero que sin las debidas cualidades (La Fuerza y El Ermitaño) de fortaleza, tolerancia y sabiduría, serán más difíciles de conseguir. Es indiscutible que a pesar de nuestros actos, nuestra fortuna en la vida también tiene algún porcentaje de azar positivo o negativo, y es La Rueda de la Fortuna quien advierte eso. Los actos humanos traen consecuencias (positivas o negativas), y en este sentido La Justicia (terrenal) se erige para mantener el equilibrio y contribuir al crecimiento del hombre. Es así como finalmente esta primera parte es cerrada por El Colgado quien garantizada la santidad, purga, posiblemente, algunos errores y cumple con el castigo impuesto por La Justicia, pero siempre con el fin de contribuir a su crecimiento. Podríamos sospechar entonces, que El Colgado no es otra persona que El Loco que ha transitado la vida siendo el hombre del Los Enamorados, y el de El Carro, que ha experimentado, ha vivido y finalmente ha evolucionado.