XIII.- La Muerte



Una osamenta viviente, una calavera que cabalga en un robusto caballo blanco llevando en su mano izquierda una bandera, un estandarte. Está cubierta por una armadura ¿No resulta interesante que la muerte se cubra o protega con una armadura? ¿De qué se protege? ¿Acaso la muerte es tan vulnerable como nosotros? ¿Es un soldado muerto que viene de la guerra? ¿Un alma en pena, un espejismo?
A su paso se observa aparentemente un Rey muerto, y otros que en el trance entre la vida y la muerte se debaten con ella en actitud de resignación y otros de súplica o defensa: obsérvese al obispo frente a ella que no sabemos si le suplica piedad  o quizás usa la oración o el exorcismo como mecanismo de lucha contra ella.
Al fondo un sol radiante que no deja de brillar y un mar con un navío que sigue su curso, lo cual puede indicar que la muerte no ha llegado para quedarse o que no afecta a todo ni a todos por igual o a la vez. 
¿Morirán las personas que suplican o luchan contra la muerte? ¿Dentro de tal armadura hay un ser vulnerable? ¿Quienes están tendidos en el el suelo están muertos, dormidos o desmayados? Lo cierto es que el paso de la muerte no parece infalible y que su presencia podría representar una prueba muy fuerte de la que debemos aprender algo para fortalecernos. El miedo que transmite es pasajero y no es estable, y dentro de todo, parece que la muerte también alberga un punto débil ¿Cual será?